GrAnDe
Seria capaz de vender cualquier cosa de mi pasado, de regalar alguna hora que otra de mi presente, pero jamás entregaría aquellos minutos intensos y felices que viví en mi infancia. Bueno, últimamente, he reflexionado sobre la falta de imaginación y sinceridad de los adultos, y me revelo, porque yo quiero crecer, pero no quiero hacerme grande. Os dejo una canción de Paolo Vallesi cantada con Alejandro Sanz, que yo a veces escucho cuando veo que la niña que llevo dentro a veces se me escapa.
GRANDE:
Yo soy quien se dormía en las clases de historia,
y aún me ves con mi propia manera de ser.
Soy el niño que el amor declaraba en forma de canciones,
disfrazando, por vergüenza, tanto delirio.
Soy un niño, a pesar de mis treinta cumplidos;
sé bien nunca daré lo que es mío:
los recuerdos con que me crié.
Siempre míos, siempre míos.
Y al mirarme al espejo entendí
que lo importante es ser igual por dentro,
y luchar cada minuto, que no se malgaste.
No quiero hacerme grande,
no quiero hacerme grande y traicionar un sueño;
grande es nuestra libertad.
Sé que hay estrellas, no cuántas hay,
no sé muy bien cuál es mi edad.
Da igual si estamos de visita: creceré,
creceré sin ser grande, es lo que hay.
Yo no soy de esos tipos que fingen ser fuertes;
me falta valor.
No me voy a esconder cuando quiera llorar
porque es más digno mostrar el valor
en un gesto que brilla un solo instante,
porque dentro de nosotros siempre late
el alma de un gigante.
Grande,
no quiero hacerme grande y morir por dentro;
grande es nuestra libertad,
sin cantar por esas calles: ¿cuántas habrá?
Da igual cien años o un millar,
da igual si estamos de visita: creceré,
pero no me haré grande, eso es lo que hay.
Y quizá, quizá, ¡cuánta mentira en la verdad hallarás!
Cuento contigo sin contar
ni tus riquezas ni tu edad;
yo sólo cuento las sonrisas,
porque estamos de visita.
Crecerás, crecerás sin ser grande,
en libertad...
GRANDE:
Yo soy quien se dormía en las clases de historia,
y aún me ves con mi propia manera de ser.
Soy el niño que el amor declaraba en forma de canciones,
disfrazando, por vergüenza, tanto delirio.
Soy un niño, a pesar de mis treinta cumplidos;
sé bien nunca daré lo que es mío:
los recuerdos con que me crié.
Siempre míos, siempre míos.
Y al mirarme al espejo entendí
que lo importante es ser igual por dentro,
y luchar cada minuto, que no se malgaste.
No quiero hacerme grande,
no quiero hacerme grande y traicionar un sueño;
grande es nuestra libertad.
Sé que hay estrellas, no cuántas hay,
no sé muy bien cuál es mi edad.
Da igual si estamos de visita: creceré,
creceré sin ser grande, es lo que hay.
Yo no soy de esos tipos que fingen ser fuertes;
me falta valor.
No me voy a esconder cuando quiera llorar
porque es más digno mostrar el valor
en un gesto que brilla un solo instante,
porque dentro de nosotros siempre late
el alma de un gigante.
Grande,
no quiero hacerme grande y morir por dentro;
grande es nuestra libertad,
sin cantar por esas calles: ¿cuántas habrá?
Da igual cien años o un millar,
da igual si estamos de visita: creceré,
pero no me haré grande, eso es lo que hay.
Y quizá, quizá, ¡cuánta mentira en la verdad hallarás!
Cuento contigo sin contar
ni tus riquezas ni tu edad;
yo sólo cuento las sonrisas,
porque estamos de visita.
Crecerás, crecerás sin ser grande,
en libertad...
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