Puertas y laberintos
Me devoró el orgullo, me escurrí en sus grandes fauces y notaba sus colmillos dislocándome los huesos y el alma.
Se me fue la luz, y los plomos fundidos los lance a 1000 m de profundidad.
Estoy vestida de caucho y de sal, y a cada paso dibujo muecas de dolor.
¿Por qué me has abandonado?
Una vieja melodía va merodeando, llega desde un rincón muy lejano y da vida a antiguas fotografías.
Recortes de un pasado de antesdeayer, pero para mí es un pasado muy antiguo ya.
Esto debe ser la tristeza, cuando todo tiene ausencia de colores, y los labios se emborrachan del licor de la melancolía.
El mundo de los recuerdos es un laberinto con muchas puertas, a veces te pierdes, a veces ni entras.
En él existen muchas habitaciones pintadas de colores e inundadas de olores.
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