Yo fui un ángel negro
Quiero flotar en el aire enrarecido de esta habitación, quiero ser disolución.
Porque en tu boca, fui aire, me respirabas, entraba en tus pulmones, te oxigenaba.
Ábreme las palabras y sácales el corazón.
Acércame a la luz, quiero que veas brillar mis lagrimas.
Porque el final de nuestro universo fue un sabotaje, un cerrado por derribo, yo empecé a descubrir agujeros negros, que me absorbían, que me atraían.
Tu, quisiste ser conquistadora de otros planetas, conocer estrellas de otras galaxias.
Yo, asistí aterrada al derrumbamiento, y seguí como espectadora, de las ruinas y escombros, los restos de lo que fue un gran templo.
Me convertí en un escuadrón de la muerte, en un ángel oscuro, en una misa de difuntos, fui el 5º jinete del Apocalipsis, ni siquiera era sombra de lo que un día fui.
Era un recuerdo, sin haber muerto.
Una pena, que no tenia alma.
Compañía etérea, que se te escapaba.
Triste, como una niña en tiempos de posguerra.
Amarga, como la soledad de los ancianos.
Y el ángel negro, destiñó, sufrió la esperada metamorfosis.
Sintió dolor y frio, borbotones de oscura sangre caían sobre la tierra, se le desgarro la carne para dejar brotar sus alas.
Escape de ese baile de malditos en donde habitaba.
Oí los sollozos de la muerte, porque se sintió burlada.
Y abrí caminos, con la locura aun en mis espaldas, y
la carta del triunfo en mis manos.
Hoy, soy un ángel de alas encogidas, temerosa del viento que provoco al batirlas.
Porque en tu boca, fui aire, me respirabas, entraba en tus pulmones, te oxigenaba.
Ábreme las palabras y sácales el corazón.
Acércame a la luz, quiero que veas brillar mis lagrimas.
Porque el final de nuestro universo fue un sabotaje, un cerrado por derribo, yo empecé a descubrir agujeros negros, que me absorbían, que me atraían.
Tu, quisiste ser conquistadora de otros planetas, conocer estrellas de otras galaxias.
Yo, asistí aterrada al derrumbamiento, y seguí como espectadora, de las ruinas y escombros, los restos de lo que fue un gran templo.
Me convertí en un escuadrón de la muerte, en un ángel oscuro, en una misa de difuntos, fui el 5º jinete del Apocalipsis, ni siquiera era sombra de lo que un día fui.
Era un recuerdo, sin haber muerto.
Una pena, que no tenia alma.
Compañía etérea, que se te escapaba.
Triste, como una niña en tiempos de posguerra.
Amarga, como la soledad de los ancianos.
Y el ángel negro, destiñó, sufrió la esperada metamorfosis.
Sintió dolor y frio, borbotones de oscura sangre caían sobre la tierra, se le desgarro la carne para dejar brotar sus alas.
Escape de ese baile de malditos en donde habitaba.
Oí los sollozos de la muerte, porque se sintió burlada.
Y abrí caminos, con la locura aun en mis espaldas, y
la carta del triunfo en mis manos.
Hoy, soy un ángel de alas encogidas, temerosa del viento que provoco al batirlas.
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edelwita -